martes, febrero 07, 2017

entrada número dieciséis

Las orillas que alcanzó la Niña Pez



Había una vez una Niña Pez que vivía en tu pecera.


Un cristal
transparente y reluciente
ejercía de barrera.

Desde dentro 
Niña Pez vivía a través de tu mundo
el único que conocía.

Al otro lado
tú cuidabas de Niña Pez
sacabas brillo a tu pecera
y Niña Pez flotaba al son de tu música
se mecía al ritmo de tu voz
y la acunaban tus olas.

Tu pecera era su hogar
su refugio contra el mal
allí nadaba en círculos concéntricos
observando el mundo tras el cristal.


¿A qué esperas Niña Pez?
¿No quieres conocer el mar?

...


Fueron años 
los que Niña Pez
vivió en tu pecera
convencida de que aquel cristal la protegía
y de que si tú la cuidabas 
nada malo ocurriría.

Pero tú no la querías
y olvidaste a Niña Pez
y descuidaste tu pecera.

Una primera grieta se formó
en aquella barrera de cristal
y por más que Niña Pez gritó
nadie la asistió.

Golpeó aquel cristal 
intentando llamar tu atención
pero solo consiguió 
que las grietas avanzasen.

¡Ten cuidado Niña Pez!
¡Vas a hacerte mucho daño!

...


La pecera se rompió
y aquellas aguas antes candentes
arrastraron a Niña Pez con crueldad.

Trocitos de cristal se le clavaron
resquebrajándola 
para quedarse a vivir ya siempre
en sus escamas.

Incapaz de oponer resistencia
Niña Pez vagó por corrientes marinas
y mareas opuestas.

Acarició el fondo del mar
y convirtió aquella cama de arena
en su lecho de muerte.

¡Despierta Niña Pez!
¡No te rindas ahora!
¿No ves que por fin eres libre?

...


Niña Pez nunca fue hábil
en el arte de la apnea.

Despertó desorientada
y se asustó.

Aleteó con decisión
y se alejó a veinte mil leguas de allí.

Niña Pez salió a flote
y en la superficie 
llenó de aire sus pulmones.

Bajo aquel sol llameante
con las escamas abrasadas
y la mirada nublada
Niña Pez volvió a nacer.

¿Dónde has ido a parar Niña Pez?
¿Acaso sabes dónde estás?

...


Se conoce al Lete
como el Río del Olvido
por su cauce vagan los malditos
seres sin vida 
condenados a no salirse del camino.

Niña Pez no lo entendía
aquel no era su destino.

Hasta que lo vio
el que en otro tiempo sacaba brillo a su pecera
flotaba ahora en esas aguas
convertido en tronco inerte.

Niña Pez se asustó
cabía el riesgo de que la deriva
la llevase a colisionar contra él
y se dejase guiar 
otra vez
por su torrente.

¡Resiste Niña Pez!
¡Nada contra corriente!
Aunque duela más
tú eres más valiente.

...


Niña Pez alcanzó la orilla
empapada por las lágrimas
provocadas tras ahogar en el río los recuerdos.

Descansó en la ribera
contemplando al tronco inerte.

Avanzaba hacia el abismo
se mecía con hastío
su final estaba cerca.

Niña Pez se levantó
advirtió cómo aquel tronco sin vida caía
desapareciendo en el vacío.

Y Niña Pez sonrió
no sabía cuándo tocaría /el/ fondo
solo esperaba que el impacto lo partiese
y que la caída no le doliese
(mucho)

¡Has vencido Niña Pez!

...




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